SOCIEDAD

Disparos y amenazas: La muerte de un chico de 13 años y la oscura trama detrás de un arma

Dos hombres en una moto fueron a la casa del autor del disparo accidental que causó la muerte de un chico de 13 años la semana pasada en Paraná. Amenazaron a la familia del barrio Maccarone, en Paraná, con un arma de fuego. Pero no fue una amenaza por represalias por la tragedia ni nada por el estilo. Según se informó a Análisis, querían recuperar la pistola calibre 9 milímetros que le habían prestado al adolescente de 15 años, que hasta el momento no fue hallada por ningún lado. La madre del chico dio aviso a la Policía, que realizó tres allanamientos en las viviendas de los acusados.

 

La muerte trágica de Lautaro Vidal ocurrió alrededor de las 5 de la mañana del jueves 8 de febrero, en momentos en que un grupo de adolescentes el barrio Maccarone se encontraban jugando con un arma de fuego en una cortada del barrio, cerca de calle Dorrego. Uno de los chicos, de 15 años, era quien la manipulaba, la cargaba, luego le sacó el cargador, le apuntaba a sus amigos y en un momento gatilló, el proyectil salió e hirió a Lautaro. «No estaba cargada», decía el adolescente. El proyectil le atravesó un brazo y le alcanzó el tórax. El chico corrió unos metros y cayó agonizante frente a la Escuela María Reina Inmaculada.

 

La investigación llevada adelante por la División Homicidios de la Policía y la fiscal de Niños y Adolescentes de Paraná, Huerto Felgueres, determinó hasta el momento que se trató de un hecho accidental. Las pericias y los testimonios de los chicos que estaban en el lugar declararon por separado y fueron coincidentes con lo sucedido. Entre ellos estaba un joven, mayor de edad, que tiene prisión domiciliaria, aunque habría estado en la calle.

 

Alguno de esos menores u otra persona que fue después al lugar, levantó la vaina servida despedida por la pistola, que pese a los allanamientos realizados, no fue encontrada. Es decir, en medio de la tragedia y la conmoción por la muerte de un niño, fueron a limpiar la escena del crimen.

 

En horas de la noche del viernes pasado, dos muchachos en una moto llegaron hasta la puerta de la casa de la familia del auto del disparo accidental en el barrio Maccarone y con un arma de fuego, los amenazaron para que devuelvan la pistola que le habían prestado al chico.

 

Tras la denuncia de este episodio, la División Homicidios y la fiscal Felgueres solicitaron allanamientos que fueron realizados este fin de semana. Uno fue en el barrio Maccarone, otro en el barrio La Palangana y otro en calle Soler. No se halló ni el arma utilizada para la amenaza ni la moto en la que iban los acusados. Ya saben bien lo que deben hacer con esas pruebas que los pueden incriminar.

 

La violencia parece no tener fin en este sector de la ciudad, como en tantos otros. Cuando tiempo atrás nadie quería tener en su poder un arma con una muerte en su registro, hoy amenazan para recuperarla. Más por su valor de uso que por el valor económico en sí. Hay nombres y territorios que se van repitiendo y se van relacionando con, por ejemplo, los allanamientos de semanas atrás cuando secuestraron armas, cocaína y 5 millones de pesos en el Maccarone, e incluso con el homicidio de Brandon Dietz, de 17 años, ocurrido en diciembre.

 

Una compleja trama criminal con delincuentes que utilizan a adolescentes como carne de cañón.

 

(Análisis Digital)

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