CONCORDIA

Los uruguayos dicen que en tres meses más correrá el tren entre Salto y Concordia

La última vez que cruzó un tren por Salto Grande fue hace doce años, en un ambicioso proyecto de unir Pilar con Montevideo. Era una formación integrada por dos cochemotores Wadloper fabricados en Alemania por Siemens y que estaban en uso en Holanda.

El Poder Ejecutivo de Uruguay proyecta que, en un plazo de tres meses, volverá a estar operativo el servicio de trenes de pasajeros entre las ciudades de Salto y Concordia. Con dos frecuencias diarias en ambos sentidos, volverá a unir ambas localidades y permitirá una nueva forma de comunicación entre ambos países sobre el río Uruguay.

“Sería un importante logro para la integración regional”, afirmó la semana pasada en el Parlamento uruguayo el canciller Francisco Bustillo al hacer el anuncio. Fuentes oficiales indicaron a El País que a los efectos se conformó un “grupo de trabajo” integrado por autoridades uruguayas y argentinas así como delegados de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande.

Por un tema de certificaciones, el servicio no podrá realizarse con una sola formación. El tren uruguayo partirá de la ciudad de Salto e irá hasta el puente de la represa de Salto Grande. Para ello será necesario reacondicionar algunos tramos de la vía. Allí los pasajeros deberán cambiar de tren y abordarán uno operado por Argentina. Al momento del transbordo, deberán realizarse los trámites de aduanas y migración.

Del lado argentino, los pasajeros deberán por ahora bajarse antes de llegar de destino. Hay varias familias que residen desde hace tiempo en forma irregular cerca de las vías y será necesario que las autoridades locales las reubiquen para permitir que el trayecto se complete en forma normal.

La reactivación de este servicio llegará once años después del final del Tren de los Pueblos Libres, un proyecto acordado entre los entonces presidentes José Mujica y Cristina Fernández que iría a unir las estaciones de Pilar y Paso de los Toros, pero que solo llegó a operar cinco meses. Y el anuncio de su puesta en marcha se dio en medio de una debate político sobre el los planes a futuro para el transporte ferroviario.

“Mantengo lo que dije en su momento respecto a que una empresa como AFE (Administración de Ferrocarriles del Estado) no podía seguir en funcionamiento en las condiciones que estaba”, apuntó el jueves pasado, también en el Parlamento, el ministro de Transporte y Obras Públicas, José Luis Falero. “El país no se puede dar el lujo de seguir manteniendo empresas ineficientes”. El jerarca describió la situación en la que el actual gobierno encontró el ente al asumir en 2020. “Había que cerrarlo”, dijo. “Era un barril sin fondo, un Pluna II (Primeras Líneas Uruguayas de Navegación Aérea)”, afirmó. Falero señaló que la decisión fue “salvar a la empresa”, quitándole una de sus “mochilas”.

La pasada Rendición de Cuentas dividió al sistema ferroviario. Todo lo referente a viabilidad e infraestructura quedó en manos del Ministerio de Transporte y Obras Públicas. AFE se quedó con el transporte de pasajeros, el de mercadería -que lo hace a través de la Sociedad Anónima de Servicios Logísticos Ferroviarios (SELF)- y la gestión de más de 1.500 predios que tiene repartidos por todo el país. En su mayoría, abandonados.

“Hay dinero que está sumergido y lo vamos a sacar a flote”, dijo ante el Parlamento el presidente del ente, José Pedro Pollak. Consultado por El País, el directivo señaló que el ente paga US$ 1,5 millones en servicios de seguridad para custodiar esos predios. En una entrevista el mes pasado con Telenoche, Pollak había estimado que AFE posee unos 1.000 inmuebles entre viviendas, galpones y polos logísticos. De ese total solo 231 están alquilados, y de ellos solo 92 están pagando alquiler. Pollak estimó que por alquileres impagos la empresa pierde unos $ 5 millones anuales.

La idea que manejan las autoridades es que el Banco República le otorgue a AFE un adelanto de diez años de arrendamientos para constituir un fideicomiso, para hacerse así de una “interesante cantidad de dinero” que permita la compra de equipos. “Tengamos en cuenta que hoy AFE es la inmobiliaria más grande del país”, apuntó el director frenteamplista Williams Kelland. “Lamentablemente, en muchos de esos predios con tremendo valor económico, que AFE perdió por inacción, hoy hay cantegriles”.

La prioridad es el transporte de carga

Pollak dijo en el Parlamento que el ente está hoy fuertemente enfocado en el transporte de mercaderías. A través de SELF, se tratan de ajustar los equipos para que sean compatibles con la nueva vía Central. El sistema ferroviario pasará a estar informatizado, para entrar a la vía los vagones deberán ser compatibles con ese sistema. La idea, dijo, es equipar y poner en condiciones unos cien vagones al año, hasta llegar a los 300. Una corrida de Rivera a Montevideo necesita una formación de 30 vagones en destino, otros 30 en destino y otros tantos yendo a cargar de vuelta.

Con todo, el ministro Falero se mostró partidario de incorporar máquinas nuevas, si lo que se quiere es que AFE sea competitiva.

Con la mira puesta en transporte de carga, el de pasajeros ha quedado en un segundo plano. El objetivo para AFE es ver cómo se desarrolla el modelo del Ferrocarril Central. El único servicio operativo hoy es el que corre entre Rivera y Tacuarembó. La única reactivación a corto plazo será la de los servicios que iban a Florida y a Estación Soudriers, suspendidos por las obras relacionadas con el Central.

No es la visión del director de AFE en representación del Frente Amplio, Williams Kelland, que consideró indispensable “que se hable” del transporte de pasajeros. Sobre todo, dijo, para descongestionar el tránsito desde y hacia Ciudad de la Costa. Con 350 mil personas que, según cifras oficiales, entran y salen de Montevideo todos los días, “el tren jugaría un papel muy importante en el transporte de esta gente, sobre todo en ahorro de tiempo”, dijo. Según Kelland, “Estaríamos regalándole a la gente no menos de una o dos horas por día para descansar o estar con su familia. Creo que por ahí va la cosa”. (El Sol – El País de Uruguay)

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