INTERNACIONALES

Estados Unidos aprueba por primera vez la venta sin receta de una píldora anticonceptiva

En un hito para el movimiento en favor de la libertad reproductiva de las mujeres, la agencia del medicamento de Estados Unidos (FDA son sus siglas en inglés) hizo historia al autorizar este jueves por primera vez la venta sin receta de una píldora anticonceptiva.

 

Opill, que así se llamará comercialmente, estará disponible en farmacias, comercios y supermercados, establecimientos separados por fronteras difusas en este país, así como para su venta en internet, según anunció la FDA. La compañía que la fábrica, Perrigo, con base en Dublín, prometió que empezará a distribuirse por las citadas vías a principios de 2024.

 

“Hoy es un día verdaderamente trascendental”, dijo el presidente y director ejecutivo de Perrigo, Patrick Lockwood-Taylor, en un comunicado. La firma no ha especificado cuál será el precio de la píldora, más allá de expresar su compromiso de mantener “el método anticonceptivo sin receta más eficaz” del mercado “accesible y asequible para mujeres y personas de todas las edades”.

 

Patrizia Cavazzonni, directora del Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos, dependiente de la FDA, declaró, por su parte, que “los anticonceptivos orales diarios son seguros” y “más eficaces que los métodos sin receta disponibles en la actualidad para prevenir embarazos no deseados”. Cavazzoni se refería a condones, espermicidas y otras alternativas populares sobre todo entre los jóvenes con dificultades para obtener la receta de un médico.

 

La aprobación viene respaldada por la votación unánime de un panel de 17 asesores científicos (de ginecólogos a oncólogos) independientes de la FDA, que consideraron que los beneficios de hacer de Opill un fármaco de venta libre superan ampliamente los riesgos. En Estados Unidos, casi la mitad de los 6,1 millones de embarazos anuales no son deseados, según la FDA.

 

La decisión supone un triunfo para los defensores de la libertad reproductiva de las mujeres en Estados Unidos. Tras la sentencia del Tribunal Supremo en junio de 2022 que tumbó el precedente de medio siglo de Roe contra Wade, un fallo que convirtió en federal el derecho al aborto, pasó a ser una prioridad asegurar nuevos métodos anticonceptivos.

 

El punto de mira del Supremo

 

Aquella sentencia, que devolvió a los Estados la facultad para legislar sobre el tema (hasta ahora, al menos 25 han prohibido o restringido severamente ese derecho), incluía una opinión concurrente de Clarence Thomas, el magistrado más conservador del Supremo en ocho décadas, en la que dejaba abierta la puerta para revisar otros precedentes basados en la decimocuarta enmienda, que protege, entre otros derechos, el de la intimidad. Uno de ellos es Griswold contra Connecticut, el fallo que legalizó en 1965 el uso de anticonceptivos a las parejas casadas. Los otros dos son Obergefell contra Hodges (2015), que legalizó el matrimonio homosexual, y Lawrence contra Texas (2003), que acabó con la prohibición de las relaciones entre personas del mismo sexo.

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