Tiene Síndrome de Down, formó una familia y su hijo está por recibirse de dentista: la historia que conmueve al mundo
En una historia de superación, un hombre y su pareja decidieron casarse y formar una familia. Hoy su único hijo está pronto a graduarse como odontólogo.
Jad Issa y su pareja se casaron hace más de dos décadas, él es empleado en un molido acopiador de trigo y toda su vida debió luchar contra muchos prejuicios, debido a que nació con Síndrome de Down. Su lucha más importante fue la de formar una familia, en 1997 finalmente lo llevaron a cabo y nació Sader Issa. Hoy el joven tiene 21 años y gracias al apoyo de sus padres está a punto de recibirse de dentista.
Mi padre ha hecho todo lo posible por asegurarme una vida normal, como la de cualquier otro niño. Además, un niño criado en el regazo de una persona con síndrome de Down, como yo, tiene todo el amor y ternura que se pueden ofrecer. Él también ha sido mi mayor apoyo económico y psicológico durante mis estudios y por todo ello, estoy muy orgulloso y agradecido“, cuenta el joven.
Algo que me encanta es que cuando mi padre me presenta a alguien dice: “Mi hijo es médico”. Puedo ver el orgullo en sus ojos. Es como si dijera: “Tengo síndrome de Down, pero he criado a mi hijo y he hecho todo lo posible para que llegue a ser doctor “. Estoy muy orgulloso de él”, señala el joven.
“Estoy en tercer año de Odontología. Es cierto: mi padre tiene Síndrome de Down. Pero eso no impidió que fuera un marido ejemplar, un líder de su familia, y que me criara con más amor y cuidados de lo que es posible imaginar. Gracias a él, crecí con fortaleza emocional y logré cuanto me propuse. Si pudiera elegir un padre, no tengo duda alguna: lo elegiría a él…”, asegura Sader emocionado.
“La historia de mis padres es muy conmovedora. Se conocieron cuando las dos familias los presentaron, y fue amor a primera vista. A veces discuten, como cualquier matrimonio, pero pronto se olvidan. El amor, la sencillez y la humanidad de ambos siempre es más fuerte…”, cuenta
Además contó sobre la dura lucha de la familia contra la discriminación: “tener Síndrome de Down en un país como Siria no es fácil. Hay infinitas barreras. Para empezar, no hay investigación ni conciencia social acerca de esa alteración genética. En consecuencia, ven a un Down como alguien enfermo, vulnerable, dependiente…, aunque mi padre (y muchos otros) demuestren lo contrario. Por cierto, el esfuerzo es doble: sólo su personalidad, su tesón, su ambición y su dignidad lograron que los más cercanos lo respeten”.
Jad Issa logró construir su propia identidad y con 45 años, lleva una vida normal en Hama, su ciudad, una localidad cercana a Alepo. El caso de esta familia llegó al mundo gracias a Syrian Society for Social Developement (SSSD), una fundación que lucha por los derechos de las personas con Síndrome de Down y que publicó un video sobre ellos