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Rusia ataca Ucrania en una fuerte ofensiva con misiles que causa más de 30 muertos y golpea un hospital pediátrico de Kiev - Nueva Prensa Entre Ríos
INTERÉS GENERALINTERNACIONALES

Rusia ataca Ucrania en una fuerte ofensiva con misiles que causa más de 30 muertos y golpea un hospital pediátrico de Kiev

Más de 28 meses tras el inicio de la invasión a gran escala en Ucrania, Rusia ha vuelto a utilizar una de sus tácticas más letales: el ataque a poblaciones civiles. Sobre las diez de la mañana de este lunes, una oleada de misiles se ha dirigido desde los flancos este y sur de la frontera con Rusia y ha impactado en varios puntos del país, con especial intensidad en Kiev, la capital. Según el último balance provisional, al menos 17 personas han muerto en la capital de Ucrania en una de las peores ofensivas que se recuerdan en la urbe desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022. La cifra de víctimas mortales en todo el país supera ya los 30, por 112 heridos. Uno de los lugares más golpeados en Kiev ha sido el hospital pediátrico de Ojmatdit, que ha tenido que ser evacuado. “Es importante que todo el mundo vea lo que [Rusia] está haciendo”, ha manifestado en un mensaje en sus redes sociales el presidente ucranio, Volódimir Zelenski, junto a un vídeo en el que se muestran los destrozos en el centro sanitario infantil.

Varias horas después de que los misiles cayeran sobre Kiev, las sirenas de las ambulancias y los equipos de emergencia siguen trabajando en el centro de la ciudad para llegar a los lugares de impacto y atender a las víctimas. Las columnas de humo todavía se podían apreciar a mediodía en algunos distritos de la ciudad afectados, como el de Solomianski, muy cerca de la estación de tren de Pasazhirskii. Las alertas antiaéreas siguen sonando por el lanzamiento de nuevos proyectiles y aparatos no tripulados hacia el centro y este del país.

La ofensiva rusa ha golpeado, a través de misiles de crucero, balísticos y bombas guiadas, el corazón de Ucrania en la víspera de la reunión de la OTAN en Washington en la que se celebrará el 75º aniversario de su creación y en la que se prevé que Kiev obtenga nuevas garantías para la futura adhesión a la Alianza, un paso que rechaza de forma tajante el Kremlin.

El presidente Zelenski, que ha llegado este lunes a Varsovia para firmar un acuerdo de seguridad con el primer ministro polaco, Donald Tusk, ha calificado el ataque de “terrorista” y ha cifrado en 40 los misiles que han caído durante las últimas horas sobre el país. “Ahora que el hospital ha sido dañado por un ataque ruso, hay personas bajo los escombros y aún se desconoce el número exacto de víctimas”, ha señalado el dirigente, “Rusia no puede alegar desconocimiento de hacia dónde vuelan sus misiles y debe rendir cuentas plenamente por todos sus crímenes”.

A las víctimas mortales de Kiev hay que sumar, también en un balance aún provisional, al menos una decena de muertos en Krivói Rih, en el centro de Ucrania, y otros tres en Pokrovsk, en la franja oriental, cerca de la línea del frente. También ha habido bombardeos en zonas civiles de Dnipró, Sloviansk y Kramatorsk. El Ministerio de Defensa ruso, en línea con lo expuesto desde el comienzo de la invasión tras cada bombardeo, en la frontera quizá del esperpento dialéctico, ha defendido que sus fuerzas habían llevado a cabo ataques contra objetivos de la industria de defensa y bases de la aviación en Ucrania. “Los objetivos se han logrado”, ha afirmado en un comunicado el departamento dirigido por Andréi Belousov.

No es la primera vez en los últimos días que Rusia pone a la capital de Ucrania en el centro de la diana de sus oleadas de misiles y drones, generalmente lanzados durante la madrugada o al alba, en menor cantidad y repelidos por los sistemas antiaéreos. La semana pasada, los restos dejados por la interceptación de un proyectil alcanzaron la fachada de un inmueble en el barrio de Obolon, en el margen derecho del Dniéper. En esta ocasión, y pese a los trabajos de las defensas, los proyectiles rusos han alcanzado y dañado, tanto por dentro como por fuera, el hospital pediátrico Ojmatdit, en el distrito de Shevchenkivski, a un par de kilómetros del centro de Kiev. Estas instalaciones son las mejores del país en sanidad infantil.

Las imágenes que llegan desde el interior, tomadas por el personal que grabó los instantes posteriores al ataque, y las que deja el exterior, con la fachada destrozada y un edificio colindante prácticamente derrumbado, son dantescas. Los periodistas gráficos que han llegado durante el desalojo de hospital han podido retratar a muchos menores heridos y ensangrentados, bajo los cuidados de los sanitarios. Una hilera de decenas de personas voluntarias trabaja junto a los equipos de emergencia para desescombrar la parte más dañada en previsión de que haya gente atrapada.

Según el ministro del Interior ucranio, Igor Klimenko, algunos de los nueve muertos que por el momento ha causado la ofensiva rusa sobre la capital se han registrado en el hospital pediátrico. “Este es uno de los peores ataques”, ha manifestado el alcalde de la ciudad, Vitali Klitschko. “Se puede ver: es un hospital infantil”. Klitschko, que se ha trasladado hasta Ojmatdit, ha informado de que los pacientes de este centro han sido trasladados a otras instalaciones públicas.

La oficina humanitaria de Naciones Unidas (OCHA) ha emitido un mensaje de condena contra el bombardeo ruso. “Los inaceptables ataques aéreos que este lunes han dañado un hospital infantil en Kiev no son más que otro ejemplo de las terribles consecuencias de la invasión rusa para la población civil de Ucrania”, ha manifestado su coordinadora en el país, Denise Brown. “Miles de hospitales, centros de salud y clínicas han sufrido daños en los últimos dos años. Las instalaciones sanitarias tienen protección especial en virtud del derecho internacional humanitario debido a que salvan vidas. Los hospitales deben ser protegidos”.

Antes del bombardeo de primera hora del lunes, de madrugada, Moscú había atacado las provincias de Yitomir y Cherkasi, en el centro del país, sin causar víctimas mortales ni daños. La ofensiva rusa noquea a una población exhausta tras más de dos años de guerra, muy castigada por los cortes de luz debidos al bombardeo sistemático de las centrales eléctricas ―Ucrania ha perdido la mitad de energía que generaba hace unos meses, lo que lleva a apagones diarios en todo el país―, y con problemas tanto en el suministro de munición y la movilización de hombres para el combate.

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