CIENCIA & TECNOLOGÍA

Por qué la vacuna argentina contra COVID aprobada por ANMAT es un hito histórico para el país

Cuando ocurre un hecho disruptivo y exitoso en ciencia es necesario -casi imprescindible en el caso argentino- reconstruir la cadena de valor, lo que se conoce como “la línea de tiempo” de un proyecto único y made in Argentina como resultó ser la creación, investigación y producción de la vacuna contra COVID Arvac – Cecilia Grierson. Su suma así otra patente relevante a la ciencia argentina.

 

Este miércoles, funcionarios nacionales, junto con científicos y directivos involucrados en el desarrollo de la vacuna bivalente contra el COVID Arvac Cecilia Grierson, dieron detalles acerca de la aprobación que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) otorgó el martes al uso de este avance realizado enteramente por la ciencia argentina, aunque no se dieron precisiones respecto de cuándo estará disponible para su aplicación en la población mayor de 18 años para la que está dirigida.

 

En el salón Malvinas Argentinas, ubicado en el Polo Científico Tecnológico de la Ciudad de Buenos Aires, fue presentada en sociedad esta primera vacuna desarrollada íntegramente en el país, como refuerzo contra el COVID-19.

 

La conferencia estuvo encabezada por el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCyT), Daniel Filmus; su par de Salud, Carla Vizzotti; la líder de la investigación básica y el desarrollo de la vacuna, la bióloga y doctora en Inmunología, Juliana Cassataro, investigadora de la UNSAM y el CONICET; y el director del Laboratorio y la Fundación Cassará, Jorge Cassará.

 

Filmus, en el encuentro con la prensa, expresó su “emoción y orgullo” por el hito histórico alcanzado y precisó que el Estado “invirtió $1.700 millones” para lograrlo a lo que se suma la inversión del Laboratorio Cassará que llegó a “alrededor de los 7 millones de dólares”, agregó Jorge Cassará. Esto incluyó el costo de los “equipamientos y gastos de desarrollo” de la compañía pharma, dijo, y reveló que su equipo se encuentra “trabajando en poder comercializar la vacuna en el exterior” donde ya existen conversaciones avanzadas con Brasil, Colombia, México, Cuba, Chile y Uruguay y se piensa en la futura “autosuficiencia” del país en cuanto a vacunas.

 

El ministro destacó el esfuerzo de quienes intervinieron en todo el proceso de generación de la formulación, que “se inició en el momento más complejo de la pandemia. Decidieron que estaban en condiciones de hacerlo y lo hicieron” por eso “este es un día histórico, es un hito y marca un antes y un después” para la ciencia del país.

 

Este desarrollo fue posible a partir de un consorcio público-privado que contó con más de 600 científicos y profesionales, 25 instituciones y 2.094 personas voluntarias. La vacuna ARVAC Cecilia Grierson, de las llamadas de segunda generación o de refuerzo para mayores de 18 años, fue desarrollada íntegramente con materias primas y recursos científicos argentinos por la Universidad Nacional de San Martín, el CONICET y el Laboratorio Cassará, e impulsado desde el primer momento por la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i).

Por su parte, Cassará destacó la asociación publicó privada que permitió hacer realidad la vacuna, explicó que el laboratorio hizo su “aporte al convertir la tecnología del equipo de Juliana en la UNSAM a una escala industrial con el cumplimiento de las normas GMP, el cultivo de células, la purificación, la validación de procesos, la validación de métodos analíticos, los estudios de estabilidad”, entre otros.

 

Argentina, dijo, “tiene un potencial muy grande en ciencia y tecnología para resolver las necesidades de toda nuestra región” y expresó el orgullo de “haber acompañado este camino y la esperanza de que pueda replicarse en muchos otros proyectos” científicos porque “no podemos pensar que todo venga de afuera, donde están pensando en otras problemáticas y no en problemáticas regionales”. Por eso “nuestra responsabilidad es mantener esta red de desarrollo y producción viva, pensando en el futuro y pensando en una posible nueva pandemia”.

 

En julio pasado, se anunció que había sido completado el ensayo clínico de Fase III y la presentación de la información correspondiente ante la ANMAT que dieron inicio al proceso de evaluación y los pasos de rigor en busca de su aprobación que finalmente se produjo ayer. Esta vacuna se inscribe en las llamadas de segunda generación o dosis de refuerzo destinadas a personas ya inmunizadas porque aparece en una etapa en la que la mayoría de las personas han recibido una o dos dosis.

 

La vacuna ARVAC-Cecilia Grierson es una materia prima de exportación porque es un desarrollo completo de una plataforma tecnológica de proteínas recombinantes, que la hace un producto flexible para adecuar el antígeno ante las nuevas variantes del virus SARS-CoV-2, en un tiempo breve. Y que permitirá estar disponible para el país y la región, ya que no habrá que asociarse, ni construir nuevos centros de producción con nuevas tecnologías, todo está aquí y ya existen antecedentes exitosos de la plataforma en vacunas contra VPH y Hepatitis B. Además, ARVAC ofrece un período de inmunidad contra el virus SARS-CoV-2 más largo que lo demostrado hasta ahora por las vacunas ARN mensajero.

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